¿Sabías que los niños que duermen poco tienen más dificultades de concentración?

El sueño es una de las principales preocupaciones de los padres de niños pequeños. La falta de sueño de los adultos por las interrupciones en el sueño de sus retoños es una de las facetas más cansadas de ser padre. Y es que el sueño infantil sigue un patrón de desarrollo diferente al del adulto. El bebé puede tardar meses e incluso uno o dos años en adquirir un sueño nocturno sin interrupciones.

Más allá del «dormir la noche del tirón», el sueño es uno de los aspectos del desarrollo que más afectados se pueden ver durante el crecimiento. A partir de los dos años y medio o tres es frecuente también que aparezcan terrores nocturnos o pesadillas. Y, al mismo tiempo, dormir bien es una de las principales fuentes de bienestar para el niño.

El pasado mes de octubre en el simposio Falsos Mitos en Pediatría, el Dr. Gonzalo Pin afirmaba que los niños que duermen poco y mal son más activos, con peor capacidad de concentración y sufren más cambios de humor.

Como terapeuta muchas veces se observan desajustes en el sueño que afectan al bienestar del niño y hay que trabajar con los padres para conseguir una buena higiene del sueño. Los padres pueden no ser conscientes de la importancia que tiene un buen descanso para el desarrollo equilibrado del menor.

Se trabaja con ellos la mejora en las rutinas a la hora de dormir:

  • tratar de hacer siempre lo mismo a la hora de irse a dormir.
  • seguir un mismo esquema o ritual: primero baño, luego cena, luego acostarse (por ejemplo).
  • no iniciar actividades excitantes en el último tercio de la tarde.
  • dormir siempre en el mismo lugar.

Un sueño insuficiente puede estar en la base de conductas como la inquietud motora, falta de concentración o irritabilidad y mal humor.

Es necesario que todos los profesionales que trabajamos con niños nos conciencemos de la necesidad de indagar sobre la rutina de sueño de un menor que presenta alguno de estos síntomas.

Deja un comentario