¿Sabías que la adolescencia es un momento de riesgo para cualquier tipo de adicción?

Primero se hablaba de la adicción a las drogas. A continuación se puso de moda la anorexia y bulimia, después las adicciones a internet y la nuevas tecnologías, pasando por la vigorexia. Y esto no era lo último. Ahora se habla también de la Tanorexia o la obsesión por estar moreno.

Y es que parece que los adolescentes pueden engancharse a cualquier cosa, por absurda que parezca.

¿Realmente nuestros hijos pierden todo juicio y la capacidad de razonamiento que han ido desarrollando durante los años anteriores? No es lógico pensar que esto sea así, aunque en ocasiones lo creamos firmemente.

¿Qué sucede en la mente de los adolescentes?

Para empezar, físicamente su cuerpo se transforma y se sienten extraños dentro de sí mismos. Tienen nuevas dimensiones corporales, no controlan lo que sucede en su cuerpo y pierden seguridad en ellos mismos.

A esto añadimos el cambio hormonal al que se ven sometidos. El autocontrol que han ido ganando hasta el momento, se vuelve a ver en jaque frente a unos niveles de impulsividad mayores.

Y además a nivel psicológico se da otra revolución. Es la hora de formar SU propia personalidad, cuestionan las reglas establecidas hasta el momento y no les sirve lo que los padres ofrecemos.

¿Por qué esa tendencia a la adicción?

El adolescente necesita sentirse alguien, parte de algo. Busca con avidez un grupo en el que poder encajar. Para ello, hace distintas pruebas. Así pues puede pasar de un estilo de vida hippie a gótica o punk en unos meses. De la misma manera prueba todo tipo de aficiones y cuando encuentra alguna con la que se siente cómodo, vuelca en ella toda su energía. Tiene que ser el mejor en eso ya sea drogas, música, deporte, redes sociales o apariencia física.

¿Cómo apoyarle para que no llegue a extremos perjudiciales?

Es importante tener claro que «probar» no es lo perjudicial. Lo peligroso son las rutinas que se instauran de manera más o menos permanente.

Ser flexible en cuanto a las acciones o costumbres no dañinas, tipo música o vestimenta. Pero dejar claro nuestro punto de vista sobre otro tipo de hábitos: beber alcohol, fumar o pasar horas delante del televisor/ordenador.

Mantener siempre una comunicación fluida con nuestro hijo: no criticar sus costumbres desde la desaprobación sino hablarle en todo momento desde el cariño que sentimos hacia a ellos y dejar claro que a nosotros nos duele ver cómo se hacen daño.

Tratar de fomentar desde pequeños diferentes aficiones en las que puedan sentirse seguros y facilitar que puedan mejorar en ellas ya sea el deporte, la pintura, la música, etc. Así será más fácil evitar que su autoestima se vea ligada a una sola actividad como puede ser la apariencia física o el salir todas las noches.

Y limitar, dentro de lo posible, la disponibilidad de dinero, espacio o tiempo que tienen los adolescentes para llevar a cabo conductas que sospechamos están resultando adictivas. No olvidemos que un chico no se puede pasar horas en su cuarto encerrado con el ordenador si antes nosotros, sus padres, no hemos colocado el ordenador allí. Tampoco podrá salir todas las noches que quiera si no dispone del dinero en efectivo que le proporcionamos.

Aunque cueste verlo, seguimos teniendo cierto control sobre lo que hacen. Solo tenemos que adaptarnos a nuevas formas de ejercerlo.

4 comentarios en «¿Sabías que la adolescencia es un momento de riesgo para cualquier tipo de adicción?»

Deja un comentario