Roles masculino y femenino ¿heredados o aprendidos?

Por Ainhoa Uribe

Cada vez que nos reunimos un grupo de madres y padres con varios niños termina surgiendo el tema: los niños son unos brutos mientras que las niñas muestran, desde bien pequeñas, ciertas dotes para el cuidado de los demás y el autocuidado. Los juguetes favoritos de los niños son las construcciones, los puzzles y todo aquello que se pueda lanzar por los aires y golpear mientras que las niñas optan claramente por los bebés, peluches, biberones o carritos de paseo y se entretienen enormemente en ponerse/quitarse la ropa, los zapatos, peinarse, limpiarse o acicalarse.

Si además, se inicia la conversación sobre si estos comportamientos son heredados biológicamente o aprendidos e inculcados socialmente, ya está la polémica servida.

Y es que:

La división de roles entre hombres y mujeres es un tema siempre candente y sensible para los padres.

Está claro que debemos educar a niños y niñas en entornos igualitarios donde aprendan a realizar de la misma manera tareas del hogar. La sociedad en la que viven , así se lo va a exigir y además esto repercute en su capacidad de empatizar con el otro y les permite intercambiar roles cuando sea necesario.

Sin embargo, no podemos negar la biología, las diferencias hormonales y el programa genético con el que venimos de serie. Y he podido observar en muchos y muchos niños cómo existen diferencias en cuanto a sus intereses e instintos. Los niños muestran un interés evidente en los objetos y en enteder el funcionamiento de los aparatos. Esto les lleva a jugar con ellos tirándolos, pisándolos, abriendo, cerrando, construyendo, destruyendo, etc.

Las niñas, por otro lado, muestran un claro interés en las personas, por encima de los objetos. Por eso, miran y tocan más, son más propensas a dar besos. Les llama la atención la ropa, el calzado, el peinado, la comida. Y, en general, son más sensibles al daño en los otros y al cuidado de los que están a su alrededor. Por no hablar de su evidente ventaja en el desarrollo del lenguaje.

Simon Baron-Cohen, un prestigioso profesor de la Universidad de Cambridge, que ha elaborado a lo largo de su carrera varias teoría sobre el autismo, habla en la última de ellas sobre la diferencia entre sexos.

Explica claramente la diferencia entre el cerebro masculino y femenino a nivel neurológico y hormonal. Entiende que las diferencias se observan externamente en aquello que capta la atención de ambos sexos: los objetos para los hombres, las personas para las mujeres. A mayor interés en las personas, mayor empatía. Y sitúa a los autistas en el extremo nocivo del cerebro masculino donde habría ausencia total de empatía e interés únicamente por los objetos. Este extremo podría explicarse, según el autor, por la presencia de testosterona fetal.

Así pues, no parece descabellado pensar que realmente existe una diferencia en los juegos que inicialmente desarrollan niños y niñas. Sin embargo, de ahí a los roles sociales que asumen ambos sexos, hay un camino donde la influencia social y cultural hace mella. Y es precisamente ahí donde podemos intervenir para hacer crecer sociedades más igualitarias y respetuosas con ambos sexos.

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