El valor del dinero en los niños

Recuerdo que mi madre me contaba que cuando era pequeña y le pedía dinero, si mi madre me contestaba que no tenía, yo respondía: «pues vas al cajero y sacas». Está claro que yo era muy pequeña y no tenía una idea del «ciclo del dinero». Para que haya dinero en el banco, previamente ha habido que ganarlo y eso se consigue, en la mayoría de los casos, dedicando tiempo y esfuerzo a trabajar.

Ahora que soy madre, lucho con la misma cuestión. Cada vez que entro en una tienda con mis hijos, se repite la situación. Ellos quieren comprar cualquier cosa, no importa, simplemente les atrae la vistosidad de los objetos y su disposición en las vitrinas o los estantes. Y yo les explico no sólo que no tengo dinero, sino que no se pueden comprar cosas todos los días. Que las comprar se reducen a las cosas necesarias y, excepcionalmente, a objetos que deseamos aunque no necesitemos.

Es verdad que en el modelo consumista en el que nos encontramos, la publicidad nos vende que absolutamente cualquier cosa puede llegar a ser necesaria. Pero no está de más crear en los niños el hábito de cuestionarse, frente a la compra impulsiva, si realmente tienen necesidad de aquello que desean.

Y es que los hábitos son los que realmente generan la asimilación de los conceptos y a través de la experiencia, el niño va generando su noción del dinero.

Existen dos buenos hábitos que ayudan a que el niño vaya captando la noción y el valor del dinero:

  • La hucha

Meter con cierta recurrencia dinero en una hucha es una tarea que se puede introducir desde bien pequeños, casi antes de primaria incluso. Les ayuda a ir incorporando el concepto de ahorro y de ganancia a medio o largo plazo. Al mismo tiempo, es una solución para gestionar todas aquellas monedas que los niños van recibiendo desde distintas fuentes: con la caída de los dientes, con regalos de algún familiar, etc.

A medida que se hacen mayores, utilizar huchas para gestionar conductas que queremos modelar es una buena manera: si queremos que el niño ayude en las tareas de la casa o deje de utilizar determinadas palabras o expresiones. Cada vez que lo olvide, puede meter una moneda en la hucha.

  • La paga

La pada es un hábito más polémico. Muchos piensan que dar a los niños dinero puede significar que los convertimos en materialistas pero lo cierto es que aquellos que no reciben paga, no gastan menos dinero. La paga semanal es muy buen método para que los niños o chicos puedan aprender a planificar sus gastos y sus actividades.

Es ideal empezar con ello a partir de los 10 años y casi necesario a partir de secundaria. Entendemos que el gasto de la paga debe reservarse no para aquellas cosas que el niño necesita (como ropa o material escolar) sino para aquellas en las que él voluntariamente decide en qué quiere gastarlo. Por ejemplo, puede querer comprar una revista o ahorrarlo para salir con los amigos al cine. Es una herramienta de gestión de su propio gasto personal y nos sirve a los padres como mecanismo de control una vez que empiezan a salir con amigos y no podemos saber en qué gastan el dinero.

Precisamente estos días de gasto navideño es un buen momento para empezar a introducir a los pequeños el valor del dinero y cómo gestionar sus deseos consumistas.

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